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Fiesta del trabajo en Ciego de Ávila, Cuba

Por Roberto del Valle Menéndez

 

Más de 200 mil  avileños, familias incluidas,  desfilaron  este  Primero  de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, enarbolando la consigna de unidos, firmes y victoriosos, encabezados todos por los obreros del sector de la  construcción que han protagonizado  importantes tareas como la reconstrucción de los hospitales Roberto Rodríguez El Vaquerito, en Morón y   Antonio Luaces Iraola, en Ciego  de   Ávila, así como el  parque Zoológico.

 

Fue la plaza Máximo Gómez Báez, en la ciudad de Ciego  de Ávila, capital provincial, donde hubo mayor concentración de trabajadores, pero esta movilización no estuvo ausente  en el resto de los municipios, poblados y comunidades de la provincia.

 

Niños, adolescentes y jóvenes, y adultos,  prefirieron no quedar en casa e ir a desfilar como muestra de agradecimiento a la obra de una Revolución que sin ser perfecta,  siempre ha tenido como prioridades la garantía de empleo, la seguridad social y un servicio de salud y educación gratuito y de acceso a toda su población.

Esta celebración del Primero de Mayo, sin la presencia pública del Comandante en Jefe Fidel Castro, se realizó  a pocos días de la clausura del VI Pleno del Comité Central del Partido,  donde Raúl Castro, su Segundo Secretario, reiteró la idea de establecer como  línea estratégica  de la  Revolución la producción de alimentos, de seguir trabajando duro como la vía idónea para el desarrollo socioeconómico del país e hizo la convocatoria para el VI Congreso del Partido al finalizar el segundo semestre de 2009.

Puntualizó en esa ocasión  que “ tendremos, como meta principal, seguir mejorando nuestro aún imperfecto pero justo sistema social, en medio de la realidad actual, que sabemos en extremo compleja y cambiante, y todo indica seguirá siéndolo en el futuro”.

 

La celebración del Primero de Mayo se inició en el mundo a partir de 1886,en Cuba en 1890, en honor a  los Mártires de Chicago, es decir, cinco trabajadores norteamericanos condenados a muerte en un proceso judicial injusto por exigir mejoras en  sus condiciones de labor, incluidas la reducción en la jornada laboral.

De esos sucesos escribió el Héroe Nacional cubano  José Martí (1853-1895): ¿Pintar el terror en Chicago y en la República? (…) Estos no son felones abominables, sedientos de desorden, sangre y violencia, sino hombres que quisieron la paz…Su sueño, un mundo nuevo sin miseria y sin esclavitud: su dolor, el creer que el egoísmo no cederá nunca por la paz a la justicia(…)

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