Lo cotidiano en Ciego de Avila
Por Roberto del Valle Menéndez
EN LO cotidiano, en lo que nos sucede cada día, está la vida, la materialización, o no, de nuestros sueños, deseos o aspiraciones. En el transcurso de cada mañana, tarde, noche o madrugada encontramos lo maravilloso o lo irritante.
Pudiera hacer una relatorìa de lo bueno o de lo malo, o quizás de lo que nos parece, al cubano, insignificante. Cuando en diciembre de 1990 formé parte del último grupo de turistas criollos que visitaba Checoslovaquia, coincidiendo con la desaparición del socialismo, el guía, natural de ese país, con nostalgia nos hablaba del cierre de escuelas y fábricas, y del nacimiento e incremento del desempleo, en busca de la eficiencia capitalista.
Observé en los estanquillos la proliferación de las publicaciones pornográficas, la saturación en el mercado de productos capitalistas a precios ya no accesible al checo común y supe, en una visita, del eminente cierre del museo de la aldea de Lìdice, pues no había fondos para mantener los recuerdos de una población que fue masacrada por el fascismo.
En el 2004, solo dos días me bastaron, para sentir las diferencias entre nuestros niños, y niñas, con la garantía de su escuela y maestros, y los que en dominicana, no pocos, no tenían ese privilegio y limpiaban zapatos para sobrevivir.
Es por ello que soy partidario de que los cubanos, en sus posibilidades, viajen al exterior sin importar destino para que confronten realidades, comparen y siempre podrán quedarse no pocos, deseosos de la aventura, de la reconciliación familiar o de buscar un mundo diferente al suyo.
Sin embargo, estoy seguro que la mayoría volverán a la Patria, al vecindario, barrio, la comunidad o a la calle o parque donde cada tarde transitaban con toda seguridad para él o familia. Regresarán a la imperfección, a las necesidades acumuladas, a las nostalgias, seguros de que las imperfecciones de aquí resultan el sueño o la aspiración de millones.
Hay ilusos que piensan y hasta idealizan, que con una vuelta atrás entraremos en el paraíso de la propaganda capitalista sobre el “sueño americano”. La seguridad está en que competiremos con todos los engendros de una política neoliberal que nos llevara a los niveles de Bolivia, Guatemala, El Salvador, Nicaragua o de República Dominicana, por solo citar estos ejemplos.
Es por ello que resulta tan importante conservar, cuidar, proteger, animar y estimular lo que de hermoso y reconfortante tiene nuestro actuar cotidiano en un país bloqueado económicamente y agredido por la nación más poderosa del mundo; un país que se debate entre la disyuntiva de llevar adelante hermosos proyectos de bienestar y desarrollo social, o desaparecer como ejemplo de lo diferente, de lo posible, de lo soñado.
Es calidad de vida la garantía de que nuestros hijos, sobrinos o nietos cada año tienen asegurado un curso escolar en cualquier nivel de enseñanza, aún cuando no todos los maestros y profesores resulten ejemplo de preparación profesional, de que nuestras policlínicas y hospitales no piden referencias o un seguro, para atender al necesitado, aún cuando la excelencia en este servicio este lejos de lo que aspiramos.
Cómo es posible que no pocos ciudadanos tengan un historial hecho desde el primer día en que se dirigieron a la dirección de la Vivienda en Ciego de Ávila en busca de la propiedad de su hogar y siempre encuentren, por espacio hasta de cinco años, el ofrecimiento de un plazo diferente? O de los habitantes de ocho edificios en Micro C, (9, 10, 11,12, 16, 17…) en la capital provincial, que sin tener causas objetivas en el no bombeo del agua estén hasta tres días sin el apreciado líquido?
O qué decir de ese Mercado Estatal Agropecuario (Placita) al que vamos a diario y observamos productos a los que no se le reducen su precio aún cuando pierdan en calidad? O esos artículos imprescindibles en el hogar, como el aceite, el jabón o la pasta dental que al formar parte de la canasta básica no satisfacen necesidades y se buscan en el mercado subterráneo?
En esa contradicción, perceptible en cualquier tipo de servicios y que no se debe subestimar, está, se pone de manifiesto, lo que en un día nos puede resultar maravilloso o provocarnos el lógico descontento.
Al directivo, al administrador, la recepcionista, al almacenero, chofer, gastronòmico, constructor, obrero, agricultor, intelectual, técnico, médicos, enfermera, pedagogo, empleado (a) de cualquier establecimiento, al que suministra un recurso o lo recibe, al que los protege o controla, a todos, sin excepción, nos corresponde trabajar porque lo que hacemos cada día deje una huella feliz.
La Revolución cubana se gana o se pierde con la actuación cotidiana de cada avileño, de cada cubano.
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