Cuba: la derrota llevó a la victoria
Por Roberto del Valle Menéndez
Era la madrugada de Santa Ana. Hombres y mujeres disfrutan de los carnavales. Unos regresan a casa para de inmediato ir para el trabajo y otros siguen deleitándose de la música y del ambiente festivo. Todos quedan sorprendidos por los disparos que provienen del Cuartel Moncada, la segunda fortaleza militar más importante de Cuba. La especulación es que se ha producido otro golpe de Estado, como el del 10 de marzo de 1952 cuando el sargento Fulgencio Batista aplastó la Constitución de 1940, arruinó el proceso eleccionario en marcha y asumió el poder para establecer una sangrienta dictadura que llevó a la muerte a más de 20 000 cubanos.
Un grupo de jóvenes, vestidos de verde olivo, dirigidos por Fidel Castro Ruz, de solo 26 años, mal armados, atacan el Cuartel, mientras que en Bayamo también se asalta el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes. Fracasa el factor sorpresa, es una derrota militar, y solo en el Moncada son asesinados vilmente 52 revolucionarios, entre ellos Abel Santamaría, ejemplo de inteligencia, valor y humildad.
El propio Fidel Castro ha reconocido que el objetivo era tomar las fortalezas, entregar las armas al pueblo y convocar a una huelga general que condujera a la caída del régimen militar. De no ser así, ir hacia la Sierra Maestra e iniciar una guerra de guerrillas para enfrentar a uno de los ejércitos mejor preparados de Latinoamérica por parte del Gobierno de los Estados Unidos.
Fidel y los sobrevivientes son llevados a juicio. El máximo líder de la Revolución asume su propia defensa, en octubre de 1953, en un alegato que se conoce como La Historia me Absolverá. Señala a José Martí, Héroe Nacional de Cuba, y en el centenario de su natalicio, como el autor intelectual de los sucesos del 26 de julio y expone las diversas causas objetivas que motivaron ese heroico acto de rebeldía. Para buscar las referencias no se puede pasar por alto su discurso en Santiago de Cuba en el 2003, en el aniversario 50.
«600 mil cubanos están sin trabajo.»
«500 mil obreros del campo trabajan 4 meses al año y pasan hambre el resto.»
«400 mil obreros industriales y braceros cuyos retiros están desfalcados, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de las manos del patrón a las del garrotero, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba.»
«10 mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etcétera, salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas.»
«El 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos está pagando renta y vive bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas.»
«200 mil familias campesinas no tienen una vara de tierra donde sembrar alimentos para sus hambrientos hijos.»
«Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas está en manos extranjeras.»
«Cerca de 300 mil caballerías (más de tres millones de hectáreas) permanecen sin cultivar.»
«Dos millones 200 mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos.»
«Dos millones 800 mil personas de nuestra población rural y suburbana carecen de luz eléctrica.»
«A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la mitad de los niños en edad escolar.»
«El 90 por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos.»
«La sociedad permanece indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos.»
«Desde el mes de mayo hasta el de diciembre un millón de personas se encuentran sin trabajo en Cuba, con una población de cinco millones y medio de habitantes.»
«Cuando un padre de familia trabaja cuatro meses al año, ¿con qué puede comprar ropas y medicinas a sus hijos? Crecerán raquíticos, a los 30 años no tendrán una pieza sana en la boca, habrán oído diez millones de discursos, y morirán al fin de miseria y decepción. El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político, que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siempre igual o peor.»
Desde los inicios del Triunfo de la Revolución, el Primero de enero de 1959, comienzan a producirse cambios y transformaciones económicas y sociales que van desapareciendo esa dramática realidad. Hoy Cuba es otra, tiene una imagen muy diferente que sin sobrepasar los límites de una nación del Tercer Mundo avanza y consolida un proyecto social socialista, humanista y solidario que no transita por un camino más feliz debido a la imposición de un bloqueo económico, financiero, comercial y cultural que impuesto desde los Estados Unidos ha costado ya más de 89 mil millones de dólares, pérdidas humanas y en recursos.
Expongamos tres ideas esenciales que el propio Fidel Castro establece al recordar el 26 de julio de 1959 y 1960, ante amplias concentraciones de pueblo. En primer lugar instituye uno de los principios básicos de lo que sería la política exterior de la naciente Revolución: “Los cubanos proclamamos que no somos enemigos de ningún pueblo, que no somos enemigos de los ciudadanos de ningún país, siempre que respeten las leyes de nuestro país, siempre que respeten los sentimientos de nuestro país, siempre que quieran ser amigos de nosotros, porque al que nos abra las manos, le abrimos las manos; al que nos abra los brazos, le abrimos los brazos”, sustenta, además, el valor humanista de la revolución pues “siempre iremos ayudando, por encima de todo, a los que más nos necesiten, porque esa es una ley fundamental de la equidad humana”, y puntualiza sobre los retos del pueblo cubano pues “los pueblos que no tiemblan ante el precio que tengan que pagar por su dignidad, los pueblos que no tiemblan por el precio que tengan que pagar por la justicia, los pueblos que no tiemblan ante el precio que tengan que pagar por su felicidad, tienen derecho a la felicidad, tienen derecho a la victoria, tienen derecho a la libertad, tienen derecho al progreso, tienen derecho a la dignidad.”
Aquél asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes no se pueden ver aislados del inicio de las guerras independentistas el 10 de octubre de 1868 contra el coloniaje español, de la Protesta de Baragúa protagonizada por el Titán de Bronce Antonio Maceo, y de las luchas estudiantiles y obreras ante la imposición de una república neocolonial de los Estados Unidos que llevó a Fulgencio Batista al poder. Es una continuidad histórica que condujo a Fidel Castro al desembarco del Granma, a la guerra en la Sierra Maestra y en el llano, y a la victoria definitiva del Primero de Enero de 1959.
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