Crimen en Atlanta contra antiterroristas cubanos
Por Roberto del Valle Menéndez
Un crimen bochornoso y vergonzoso para la justicia norteamericana acaba de protagonizarse por los jueces del Onceno Circuito de Atlanta, en Georgia. A cinco cubanos antiterroristas, el Tribunal Federal de Apelaciones les ratificó las condenas.
Ellos son: Gerardo Hernández Nordelo, licenciado en Relaciones Internacionales; René González Sehwerert, instructor de vuelo; Ramón Labañino Salazar, licenciado en Economía; Antonio Guerrero Rodríguez, ingeniero civil, y Fernando González Llort, licenciado en Relaciones Internacionales, todos con la condición de Héroes de la República de Cuba.
Violando de nuevo la Sexta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, el panel de tres jueces de este Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, retorna al tribunal de Miami, donde nunca debió realizarse el juicio, los casos de Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero para una nueva sentencia al anularle algunos de los cargos, mientras que a René González y a Gerardo Hernández se les mantuvo firmes los veredictos. Llama poderosamente la atención que será la misma jueza federal Joan Lenard, cómplice de múltiples violaciones del proceso desde sus inicios por las presiones de las organizaciones contrarrevolucionarias, quien asumirá igual cargo.
Aún cuando se les mantiene la culpabilidad, el Onceno Circuito de Atlanta decidió, por excesivas, anular la cadena perpetua de Labañino y Antonio Guerrero, y la de 19 años de presión para Fernando, quienes tendrán que esperar por una audiencia especial que convoque la Lenard.
Miembros de la red Avispa, los cinco revolucionarios y antiterroristas cubanos, son detenidos el 12 de septiembre de 1998 por considerarlos espías al servicio del Estado cubano y se les tortura al someterlos por 17 meses al hueco, pequeñas celdas húmedas y sin ventilación de las que solamente salen una hora al día para ejercitar sus piernas.
Se les niega la posibilidad de fianzas. En el 2003 son llevados de nuevo al hueco con el propósito de debilitar su voluntad de mantenerse fieles a la Revolución cubana. Tal ha sido la firmeza de los cinco que violando el derecho internacional y como muestra evidente de un criminal chantaje, a Olga Salanueva Arango, esposa de René, no se le permite visitarlo desde 1999, algo similar ocurre con Adriana Pérez O´Connor, la compañera de Gerardo.
Se les inicia un proceso judicial en la propia ciudad de Miami donde radican las más diversas organizaciones terroristas de origen cubano. Los cinco cubanos actuaban allí no para informar cuestiones estratégicas de las instituciones armadas o de inteligencia de los Estados Unidos, sino para detectar planes de agresión, y atentados contra la Isla financiados y organizados por esos grupos como Alfa 66, Omega 7, Fundación Cubano Americana y Hermanos al Rescate.
La presión de la mafia anticubana en un escenario favorable como Miami, lleva al tribunal a dictar severas sentencias. Gerardo Hernández a dos condenas perpetuas, más 15 años; Ramón Labañino a una cadena perpetua y 18 años; Antonio Guerrero a cadena perpetua y 10 años; Fernando González a 19 años y René González a 15, a quien por ser ciudadano norteamericano y mantener buena conducta se le pudiera dar libertad supervisada, lo que se le ha negado.
En todo momento a los jueces de la defensa se les prohibió el contacto con sus defendidos y el acceso a la voluminosa documentación del caso, lo que ha dificultado todo el proceso judicial y de apelación. Entre las infracciones que se cometieron sobresalen: Existencia de un jurado imparcial en violación de la Sexta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, impedir la celebración del juicio en otra ciudad o estado, utilización de la prensa local para atizar el odio hacia los cinco por representar a la Revolución cubana, fiscales con comentarios políticos contrarios a los acusados pues consideraban que era un deber cívico condenarlos independientemente de las evidencias, ausencia de argumentos para declarar culpable de cometer asesinato en primer grado al acusado Gerardo Hernández, falta de pruebas para dictar sentencias por el delito de enviar a Cuba información clasificada de defensa nacional de los Estados Unidos, no permitir negros en el jurado e ignorar las guías de sentencia, lo que llevó, entre otras cosas a establecer la cadena perpetua por cometer espionaje en detrimento de la seguridad nacional, algo nunca comprobado.
El 16 de abril de 2001, ante el Tribunal de Miami, testifica el general Charles Wihelm, excomandante en jefe del Comando Sur, quien afirmó que resultaba imposible la infiltración en esas instalaciones, algo de lo que se acusaba a Cuba. Tampoco se tienen en cuenta los criterios del almirante Eugen Carroll, exvicejefe de Operaciones Navales
y del coronel John George Buchner, especialista en el Comando del Sistema de Defensa Aérea de los Estados Unidos, quienes, respectivamente, habían advertido a la Casa Blanca y a la CIA del peligro de las operaciones de vuelos hostiles de Hermanos al Rescate sobre La Habana. El derribo de dos de esas avionetas, el 24 de febrero de 1996, nunca fueron responsabilidad de Gerardo Hernández y por ello s e le condena por asesinato en primer grado.
La defensa de los cinco apela las decisiones del tribunal de Miami y los tres jueces del Onceno Circuito de Atlanta, dictan sentencia el 9 de agosto de 2005,y reconocen que era imposible por prejuicios políticos haber realizado un proceso justo e imparcial, revocan las condenas y deciden que se realice otro juicio. No se respeta esta decisión y desde la Fiscalía General de los Estados Unidos se realiza una apelación a la Corte de Atlanta, la que en agosto de 2006, por mayoría del pleno de jueces deja sin efecto lo acordado un año anterior.
El 20 de agosto de 2007 en el Tribunal de Apelaciones de Atlanta se realizó una vista oral con la presencia de observadores internacionales y de integrantes de los grupos de solidaridad con los Cinco Héroes Cubanos. En solo 60 minutos la defensa y la fiscalía abordarían aspectos decisivos como la mala conducta del gobierno durante el juicio en Miami y la ausencia de evidencias para las condenas en los cargos de conspiración para realizar asesinato y para cometer espionaje. La Fiscalía no pudo presentar prueba alguna de las acusaciones.
Solo faltaba esperar y confiar en la validez de la verdad y la razón del sistema judicial de los Estados Unidos.
Este miércoles 4 de junio, las agencias internacionales de prensa se hacían eco de la decisión del Tribunal Federal de Apelaciones del Onceno Circuito de Atlanta con respeto a los cinco héroes antiterroristas cubanos. También tuvo repercusión la decisión del penal de tres jueces de la Corte de Apelación de Nueva Orleáns que no se pronunció ante el reclamo de la Fiscalía Antiterrorista por el ingreso ilegal de Luís Posada Carriles a territorio de los Estados Unidos, y no por su conocido historial de criminal terrorista.
Así Posada Carriles, junto a su amigo Orlando Boch, y otros de sus cómplices, viven sin preocupaciones en Miami proyectando la destrucción de la Revolución cubana con los fondos financieros que les otorga las instituciones del propio gobierno de los Estados Unidos. En cárceles distantes Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, se mantienen firmes en sus principios de fidelidad al pueblo y a la Revolución cubana.
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