Cuba, un caso muy raro (I Parte)
Por Roberto del Valle Menéndez
Cuando este viernes las agencias internacionales de prensa reportaban el fin de la 48 Conferencia Mundial de Educación auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), efectuada en Ginebra, pensé en lo raro que debe ser para Cuba promesas y proyecciones que aquí ya son realidades.
Los más de 1 400 delegados gubernamentales, de organizaciones e instituciones internacionales, así como expertos de 153 países, coincidieron en señalar que la actual crisis financiera internacional, globalizada desde los Estados Unidos, no puede ser causa para afectar los fondos destinados a la Educación, y menos para las naciones pobres, “los menos responsables de la situación”.
No faltó en las sesiones de trabajo el interés porque los discapacitados en los países pobres tengan fácil acceso a la educación, así como los millones de niños y niñas más humildes del mundo.
También en el evento hubo exigencia por hacer realidad lo que se coincidió en llamar “educación inclusiva”, es decir, la posibilidad de toda persona, sin importar filiación política, religiosa, filosófica, étnica, de raza o sexo no sea excluida de recibir educación desde la infancia hasta poder desarrollar todas sus potencialidades, sin excluir “niños con minusvalías físicas o mentales, migrantes, niños de la calle y víctimas de la violencia”.
La UNESCO reconoció que actualmente unos 75 millones de niños no asisten a las escuelas, de los cuales más de la mitad son niñas, un tercio sufre de minusvalía, viven en estado de marginalidad o forman parte de los 300 000 que participan activamente de conflictos armados.
Caso raro el de Cuba, pues ninguno de ellos, absolutamente ninguno de esos casos, es un una niña o niño cubano.
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Marielito -